LOCUTORAS
Y LOCUTORES
No todas las personas tenemos la misma
facilidad de poder hablar en público, algunos tienen que practicar mucho para
poder trasmitir su mensaje de manera fluida y esto es un verdadero problemas
para aquellas personas quienes desean desempeñarse como locutores y locutoras, porque
su principal herramienta de trabajo, la voz, es dominada por la inseguridad
emocional. Para ser locutores se requiere de ciertas habilidades comunicativas
que no todos las personas poseemos de manera natural.
La radio ha pasado por diferentes
etapas a lo largo de la historia, primero eran netamente informativa, trasmitían
los hechos tal y cual ocurrían; cansados de la monotonía pasaron a interpretar
los hechos de manera coherente; hoy en día ya se permiten y se aceptan las opiniones, tanto del público
como de los propios locutores. En 1921, la radio llega a América Latina y en
1925 llega al Perú, siendo sus primeros locutores personas con voces elegantes,
redondas y completas que concentraban gran cantidad de personas en las plazas,
barrios, centros poblados, etc., ellos educaban a su voz, sabían colocarla bien
para poder subir y bajar los tonos, de acuerdo a la información que se emitía.
El lenguaje escrito no sirve para la
radio, algunas emisoras hacen que sus locutores lean lo que les van a decir a
su público, ocasionando que se dé una comunicación fría y distante, por esta
razón es que muchas de ellas no han sobrevivido en la radio. El estilo de la
radio es vivo, caliente, conversado, natural en donde no se planea que es lo
que vas a contestar o decir, ante los micrófonos más que personas admirables
necesitamos amigos queribles, los mejores locutores son aquellos que tienen un
óptimo corazón y utilizan su energía interior, dejando muchas veces correr al
niño que todos llevamos por dentro, para hacer más ameno el diálogo.
Una emisora moderna no necesita voces
perfectas, por la sencilla razón de que sus oyentes tampoco lo tienen, sólo se
necesita tener simpatía, saber cómo establecer contacto con el público entrando
en su imaginación, saberlo escuchar, pero eso no significa que toleremos
errores a la hora de hablar, es entendible se te tenga miedo o nervios en los
primeros programas, pero con la práctica y la familiaridad que se logre
entablar con los oyentes, eso debe desaparecer. Hoy en día hay muchas formas de
cómo dominar todo eso, por ejemplo antes de salir al aire debemos de respirar
profundamente tres a cuatro veces para así sentirse más relajado. Lo peor
sucede cuando estamos nervios porque de forma involuntaria hacemos uso de
muletillas, pronunciando constantemente una misma palabra, cuando lo adecuado
sería hacer una pausa y reorganizar nuestras ideas para poder continuar con la
conversación.
Un
buen locutor debe tener naturalidad, eso es
indispensable; gesticulación del
cuerpo, aprovechando todos los músculos, especialmente los de la cara para
poder darles fuerza a las palabras y así salgan cargadas de emoción; poner distancia entre él y el micrófono, lo
adecuado es una cuarta; además de buena
articulación a la hora de pronunciar
las palabras, para que se escuchen claramente; esto debe ser complementado con
una buena dicción, silabear o pronunciar
exactamente todas y cada una de las letras y palabras; por último, la corrección, el locutor debe de leer
mucho, no solo para informarse, sino para que emplee correctamente las
palabras. Con todo esto no hay locutores y locutoras que tengan miedo de
sentarse frente a un micrófono para salir al aire, no se necesitan personas
perfectas pero si bien instruidas.
Todo esto se logra con la práctica y
la constancia, debemos estar listos para los cambios; la radio es un medio que
siempre nos va acompañar y que en algún momento nos llegará la oportunidad de estar
en una cabina frente a un micrófono y debemos estar preparados para asumir ese
gran reto.
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